Carta a mi hijo
Hijo... hoy tengo 32 años. Siete años más de los que tenía, cuando decidí que no conocieras la luz, que no tuvieras proyectos ni esperanzas; siete años que me negué a poder mirar tus ojos y tenerte dormido entre mis brazos, de no querer peinar tu cabello, ni calmar tu llanto. Hijo...perdóname por no saber lo que era negarte a ti la vida... con ello se extinguió también la mía. Quiero que sepas que aún cuando mi vientre se encuentre estéril y vacío, tú sigues y seguirás siendo mío.
Tu mamá.
De esta carta ya han pasado 15 años más, nada en estos sentimientos ha cambiado, pero sé que hoy con la ayuda de Dios y la Santísima Virgen que acogieron mi pena, mi dolor y mi culpa; puedo hacer que mi vida sea distinta, puedo hacer que otras mujeres y otros niños no pasen por lo que mi hijo y yo pasamos. La defensa de la vida es mi apostolado de por vida, es el mejor tributo que le puedo hacer a mi hijo, cuyo nombre es Moisés. Una victima más de la violencia intrafamiliar, la más cruel de todas, aquella que comienza en el vientre de la madre.
lunes, 28 de septiembre de 2009
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